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Wilco en el Festival BUE: una deuda saldada

Wilco superó las expectativas y se ganó un lugar en el podio del Festival BUE.

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Para llegar al escenario Arena Heineken desde el Outdoor Stage había que caminar unos 300 metros. Allá afuera, bajo un cielo que volvía a cubrirse de nubes, los Capital Cities recién comenzaban su fiesta, aunque 15 minutos más tarde de lo prometido. Los contratiempos, retrasos y superposiciones atentan contra la dinámica multitasking de los festivales de música. La módica suma de apenas 15 minutos puede ser fatal, y más aún cuando los nombres más jugosos de la grilla se amontonan en el medio del cartel.
El criterio de distribución de shows en cada jornada es muy importante, y el día 2 del Festival BUE ya había tenido sus complicaciones. En la semana, cuando anunciaron los horarios de cada artista, por error, celeridad o vaya uno a saber por qué, los organizadores habían colocado a Wilco y a los Flaming Lips en distintos escenarios (¡bien!) pero en el mismo horario (¡mal!). Unas horas más tarde, luego de una lluvia de puteadas, apareció una nueva grilla. Ahora Wilco iba de 19:30 a 21:15 en el Arena Heineken y, pegado a su cierre, los Flaming Lips saldrían al Outdoor Stage para brindar un concierto de una hora. Todos contentos, todos felices y aquí no ha pasado nada.
Cuando faltaban apenas unos minutos para que comience el show que marcaría el debut de Wilco en Argentina, el Arena Heineken, un escenario techado con varios metros de campo y gradas al fondo, alcanzó su punto máximo de concurrencia en la jornada: ahí estaban todos los sabían de qué se trataba el asunto. Veintiún años después del lanzamiento de su primer disco, la banda de Chicago estaba a punto de tocar por primera vez en una de las ciudades que más los había esperado. Y sin ningún tipo de aviso, ahí estaba Jeff Tweedy con su sombrero vaquero y una sonrisa que no se le iba a borrar nunca más.
La excusa de su visita fue la presentación de Schmilco, el disco que sacaron el mes pasado y que, aunque no es la mejor obra de su carrera, sirvió para que Daniel Grinbank los invitara a saldar la deuda. Es que Wilco, su público y los oídos curiosos que se acercaron al Arena Heineken se debían el show impecable que dieron esos seis rockeros cuarentones.
Al igual que en su último show, en el Teatro Caupolican de Santiago de Chile, “Random Name Generator”, de su penúltimo disco, Star Wars (2015), vino seguida de “I Am Trying To Break Your Heart”, del celebrado Yankee Hotel Foxtrot (2001), y “Art of almost” de The Whole Love (2011), una tríada inicial que sirve como muestra de sus casi dos horas de concierto. Wilco paseó a todos por su discografía combinando su costado más folk con altas dosis de intensidad por parte del guitarrista Nels Cline y la destreza del baterista Glenn Kotche. Ruido y armonía, psicodelia y sensibilidad, equilibraron las cargas eléctricas para promediar un resultado que terminó de convencer -hasta a los más escépticos- de que Wilco tiene algo.

Fotos: Christian Pettinicchio

Canciones tranquilas como “Misunderstood”, “Via Chicago” o “Jesus, Etc.”, interpretadas por un Tweedy de voz intacta, adquirieron un peso específico inédito alimentado por un público que no se cansó de agradecer la visita y la ejecución de clásicos como “Red-Eyed and Blue” o “Outtasite (Outta Mind)”. El premio llegó al final, cuando apareció una que no estaba en los planes, “I’m a Wheel”, un regalo de la banda para el agite argentino.
Pero cuando en los festivales se acaba el tiempo no hay cántico que devuelva a los músicos al escenario. Los 23 temas se escurrieron como agua y, con un BUE al que todavía le faltaban varias horas de conciertos, la sensación de haber formado parte de un hecho histórico comenzaba a flotar en el ambiente. Wilco se presentó por primera vez en Argentina y tiró por la borda todos los pronósticos, los músicos dieron más de lo que esperaban hasta los más optimistas: se ganaron un lugar en el podio del festival.
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