En la gélida Estocolmo, con el descalzado cantante punk Sebastian Murphy al frente, confluyeron veteranos de tres bandas diferentes en una nueva agrupación. Viagra Boys se formó en 2015, con la clara intención de sonar como un camión de frente y una indeleble marca personal en el orillo: bajo gordo post punk, guitarra filosa con ausencia de solos, un áspero saxo tenor que por momentos transporta el recuerdo onomatopéyico de Sumo hasta estos días, sutiles arreglos de synths, y el volcánico gorjeo de la voz de Murphy pudriéndolo todo.

Tras dos EPs bien promisorios que anunciaban un gran resultado final en formato Long Play, Viagra Boys editaron en 2018 un disco debut que rankeó entre los mejores trabajos discográficos del año pasado en distintas publicaciones musicales británicas. Ese sonido avasallante, esa voz de barítono que en ciertas inflexiones recuerda a la dotada desfachatez de Lux Interior de The Cramps, tampoco pasaron desapercibidos para los atentos bookers de festivales en Europa. Viagra Boys en la Primera A del viejo continente, sólo con un disco en la calle, subiéndose al tren más preciado.

Con semejante carta de presentación, estos veteranos del indie nórdico se abrieron paso en los últimos 24 meses a caballo de un LP que hoy destapamos en Ultrabrit como un nuevo Disco Fundamental: “Street Worms” es un muestrario de poderío colectivo, de rabia social contenida en la garganta de un cantante fuera de serie.

Como siempre, conduce nuestro Director @GusGiorgi y se escucha, a todo volumen y On Demand, en este link. 

Banda de culto con su aura maldita bien ganada y casi relegados por la gran masa a través de los años, Morphine todavía mantiene a su público duro a más de veinte años de la muerte de Mark Sandman a fuerza de sus hermosos discos.

Su atormentado líder, luthier y bajista de un instrumento de dos cuerdas, colapsó de un ataque al corazón arriba del escenario, en pleno show allá por 1999, e inició la leyenda fatídica del trío sin guitarras más sexy de la Historia.

En plena explosión del noise y el grunge, el grupo de Massachusetts se ganaba un lugar de privilegio con un sonido propio y portando una formación casi disparatada, en donde el saxo salvaje de Dana Colley descollaba ocupando el lugar protagonista de la guitarra ausente. Su música nocturna y narcótica, ideal para acompañarse con un trago en mano y una buena compañía, todavía suena poderosa e hipnóticamente atractiva.

Ultrabrit rescata a Morphine desde la admiración más absoluta, para un especial de media hora que rinde homenaje a ese talento díscolo y a su legado que llega vivo hasta nuestros días. Conducido por @GusGiorgi con carácter de fan, 30 Minutos con Morphine se escucha On Demand en este link.