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Red Right Hand: La influencia de Nick Cave

De Pulp a Metallica, repasamos el fuerte impacto de la música y la persona de Nick Cave en la industria musical.

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Nick  Cave es uno de esos artistas subterráneos que puede ser citado como influencia por personajes tan diferentes como Metallica, Kylie Minogue, Jarvis Cocker, PJ Harvey o LCD Soundsystem. En algún sentido, Cave puede agruparse junto a otros músicos como Captain Beefheart o Billy Childish, arquitectos de sonidos poco convencionales que extienden sus formatos hacia músicos que están mucho más cerca de las preferencias del mainstream. Pero, a diferencia de esos otros hits de culto, Nick Cave tiene la capacidad de presentarse frente a las masas, de salir de los antros oscuros de las estrellas under para aparecer como protagonista de un Glastonbury o robar miradas durante los MET 2018.
La “escritura caveana” tiene un lugar primordial dentro del podio lírico del rock (o de la música pop contemporánea, como prefieran pensarlo), y sus propios maestros han tenido que reconocerlo. Tanto Johnny Cash como Iggy Pop, fuertes influencias en los modismos y temáticas de Cave, han realizado tributos al performer australiano. Bob Dylan, otro claro guía espiritual de Cave, también se mostró afectuoso con él (“Me gustan tus cosas” le dijo antes de desaparecer, según Cave) durante un mítico encuentro en el backstage de un festival a fines de los noventa. Este pase de antorcha de la vieja guardia se une de forma directa con la influencia rotunda del músico sexagenario en las nuevas generaciones.
 

Alex Turner, acaso el mejor compositor del nuevo siglo, cita a Nick como una referencia fundamental a la hora de crear canciones con “fundamento” (junto con Lou Reed, David Bowie y Leonard Cohen, todos “maestros” de la lírica marca Cave), y ha habido más de un crítico que ha notado el giro caveano que ha tomado Turner en la composición de “Tranquility Base Hotel & Casino”. El cover de “Red Right Hand” que de tanto en tanto ejecutan en vivo los Arctic Monkeys, y que incluyeron en la versión japonesa de Humbug, es un testigo vivo de esta obsesión. Jack White, la cara norteamericana del rock del siglo veintiuno (y quizás una antítesis interesante a contraponer contra Alex Turner), también está atado a la estética y la composición de Nick Cave, además de mantener una amistad personal con el músico, que lo llevo a tocar “Stagger Lee” durante un festival en Montreal cuando Nick no pudo ejecutarla por completo por cuestiones de tiempo.
La mano roja de Nick llega hasta confines poco imaginados de la industria musical. James Murphy,  líder de LCD Soundsystem, ha declarado que “Prayers on Fire” de The Birthday Party, la primera banda de Nick, es uno de sus tres discos favoritos (en verdad, Murphy declaró que “Nick the Stripper”, una canción del disco, era uno de sus discos favoritos, doy por hecho que fue una confusión suya). Desde otra punta de la telaraña musical, Marilyn Manson reconoce a Cave como una influencia, y se ha mostrado en público con él. Notablemente, el músico grabó un cover de Nick (“Hard On For Love”) en conjunto con el productor Bon Harris, que eligió personalmente la canción. Bon Harris representa una influencia fuerte en el sonido de artistas como Avril Lavigne, The Smashing Pumpkins y Evanescence. El árbol genealógico que derrama desde Nick Cave parece extenderse ad infinitum.

Tanto Dave Gahan como Martin Gore, el dúo central de Depeche Mode, han reconocido a Nick, con quien comparten generación, como una influencia en sus incursiones musicales más oscuras y en la forma de escribir canciones. Y es este otro caso en que Cave logra unir extremos de la industria, encontrando a Martin Gore y Metallica en torno a una misma canción: “Loverman”. Martin Gore grabó una versión electrónica del himno caveano para su primer álbum como solista, “Counterfeit2”, y luego lanzo un “Loverman EP” que incluía remixes de la canción. Por su parte, Metallica incluyó un extenso cover de “Loverman” (tres minutos más largo que la canción original) en su disco “Garage Inc.”, en el que rinden tributo a las bandas que los formaron musicalmente. James Hetfield, vocalista y guitarrista de la banda, conoció a Cave a través del productor Bob Rock, que le dio una copia de “Murder Ballads” y provocó que el mítico compositor de metal se interesase por las composiciones y temáticas desarrolladas por el australiano.
Hay que reconocer que el sonido de Nick Cave ha tenido poca repercusión en la escena musical argentina, lo que quizá explica su casi total falta de incursiones en el país (la última vez que nos visitó fue en noviembre de 1996, cuando se presentó en un festival en el Estadio de Ferro y también dio un recital intimo en el teatro Opera). Por otra parte, y quizá para compensar esta falta de peso en nuestra música, el artista es una influencia directa sobre Mariana Enríquez, la innegable figura central de nuestra literatura actual, que no solo lo referencia constantemente en sus novelas y cuentos (además de citar un extracto de “And The Ass Saw The Angel”, la primera novela de Nick, en “Cómo Desaparecer Completamente”) sino que, como dijo en una entrevista para La Nación, se sentiría como una “adolescente” en un recital de Nick Cave. La escritora ha llegado a sugerir que The Bad Seeds es la mejor banda del mundo.

Con este pequeño muestreo queda clara la importancia central de la figura de Nick Cave en la música contemporánea, y más allá. Podría escribirse mucho más sobre la influencia, directa o no, explícita o implícita, de la obra del fundador de The Boys Next Door pero prefiero quedarme con una imagen final, quizá un tanto poco convencional: es probable que Cave sea el único músico en el planeta que es capaz de cantar “Home Sweet Home” de “La Dama y el Vagabundo” (sí, la película de Disney) en conjunto con Pete Doherty, Jarvis Cocker y Shane MacGowan durante un recital en Londres, sin que su imagen como tenebroso compositor gótico se vea manchada ni un poco.
Es indiscutible, Nick Cave es único en este planeta.

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