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New Order en el Luna Park: clásico y moderno en el mismo cuerpo

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Anoche New Order demostró de qué está hecha una verdadera leyenda que perdura en el tiempo. Ante un Luna Park con buena asistencia, los de Salford dieron un show contundente que se floreó por una vasta carrera de 36 años, tocando todos los vértices de un largo camino que incluye muerte, resurrección, pastillas de colores, distorsión medida y una gran vuelta a ese sonido disco de los 80s que (a veces) tanto nos gusta.
Yendo a lo personal, mencionar lo cool que es Bernard Sumner al frente de NO sería caer en un lugar demasiado común. Deberemos decir que el paso del tiempo ha limado (aún más) su limitado registro vocal. Suena hasta lógico para un tipo que tuvo que improvisar su protagonismo como cantante, cuando no había nacido para ello y hoy cuenta con 60 años. Pero la fiesta de anoche en Buenos Aires, en el marco de presentación de su fantástico Music Complete -a nuestro criterio, y así como lo registramos en el Anuario 2015 de la Ultrabrit MAG, uno de los Discos del Año- dejó muy en claro algunas otras cosas que conviene destacar. La vuelta de Gillian Gilbert al grupo no es simplemente decorativa, ya que en vivo cumple una función vital en el apoyo de synths a su sonido envolvente.

Fotos: Christian Pettinicchio

En segunda instancia, y si bien resulta una obviedad, Tom Chapman no es Peter Hook, pero cumple con creces en sostener el sonido gordo de New Order como marca registrada en cada estilo que la banda transita en vivo, tanto haciendo tecno music Made in Ibiza (circa Tecnique) como rockeando de manera rugosa (Get Ready). Se esfuerza por mostrar cuán orgulloso cumple ese gigante papel y no queda en ridículo asumiendo la función de reemplazar a uno de los bajistas más emblemáticos del rock moderno. El ya añejo Phil Cunningham es un polifuncional versátil que despliega múltiples talentos, desde cubrir huecos melódicos con reverbs de su Gibson 335, gestar climas de sintetizadores o apoyar con percusión electrónica los ritmos más contracturados. Y en última instancia -y ello no es precisamente por falta de mérito, sino al contrario- resaltar la importancia de un baterista fuera de lo común que, desde sus primeros temas con Joy Division, dejó claro que su estilo fue y es absolutamente único y fundacional en el sonido de dos grupos históricos. Stephen Morris, dueño en lo personal de una simpatía de lo más latina, es la quintaescencia oculta de New Order, equipo tan afecto a que se le resalte la onmipresente sombra de Ian Curtis, el bajo legendario de Hook y la nasal forma de cantar de Sumner. Y anoche volvió a demostrar, enfundado en una camiseta de la seleccion argentina, que desde el fondo del escenario el metrónomo de la cosa lo maneja con solvencia.
En poco más de 90 minutos, en su cuarta y más festejada visita a Buenos Aires, New Order presentó un set fenomenal que dejó claro no sólo que mantiene con integridad su status de banda de culto, ganado tras casi cuatro décadas de coherencia y grandes discos, sino que se puede volver a sorprender con algo fresco y novedoso, como si todo no estuviese inventado, por más que las reminiscencias a la bola de boliche de los 80s sea indisimulable. Todos queríamos ver cómo sonaba semejante disco, y Music Complete en directo suena actual y perfectamente ensamblado a su gran palmarés.
Sin buscar a la nostalgia como rémora innecesaria, el recuerdo de Joy Division quedó para el final del set, con un final a todo «Love Will Tear Us Apart« pleno de luces, algunas lágrimas y mucha piel de gallina. Como lógica consecuencia, el show de anoche se anota en la lista de uno de los mejores de 2016. Alta fiesta.

Setlist

Singularity
Ceremony
Academic
Crystal
Restless
Your Silent Face
Tutti Frutti
People on the High Line
Bizarre Love Triangle
Waiting for the Sirens’ Call
Plastic
The Perfect Kiss
True Faith
Blue Monday
Temptation

Encore

Decades
Transmission
Love Will Tear Us Apart
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