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Entrevistas

Andrea Álvarez: «Estar nominada a los Grammy ya es un premio»

Horas antes de subirse a un avión con destino Las Vegas, Andrea Álvarez abrió las puertas de su sala de ensayo para hablar con RockEnOn.

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Horas antes de subirse a un avión con destino Las Vegas, Andrea Álvarez abrió las puertas de su sala de ensayo en el barrio porteño de Abasto para hablar con RockEnOn sobre su presente y la proyección a futuro que le trajo una de las noticias más importantes de su carrera: la nominación a los premios Grammy Latinos 2016.
Y Lo Dejamos venir, el disco que editó de manera independiente en 2015, fue seleccionado para competir por el premio a Mejor Álbum de Rock. ¿Sus competidores? Todos argentinos: Marilina Bertoldi con Sexo con modelos, Los Fabulosos Cadillacs con La salvación de Solo y Juan, Massacre con Biblia Ovni y Luis Alberto Spinetta con Los Amigo, el disco póstumo que este año obtuvo el Gardel de Oro.
Con los pasajes en mano y todo listo para partir, Andrea no puede borrarse la sonrisa de la cara. Sus últimas semanas fueron estresantes, según confiesa mientras recorre la sala y muestra con orgullo su batería. Por primera vez, y luego de varios intentos, logró que conseguir la visa para entrar a los Estados Unidos, país en donde vivió un tiempo y recorrió, por ejemplo, de la mano de Soda Stereo.

andrea-alvarez-04—¿Qué estabas haciendo cuando te enteraste de la nominación?

—Estaba en mi casa, ordenando, organizando las actividades del día y me mandó un mensajito Facundo Rodríguez, mi técnico, el que hizo el Y Lo Dejamos Venir con nosotros. «Felicitaciones», me puso. Yo no sabía bien a qué se refería y al toque me llamó Chilarock: «¡Estás nominada!», me dijo. Ahí uní todo y me empecé a reír. Fue todo muy instantáneo, eran como las 11 y media de la mañana… mi primera reacción fue de alegría pero después, como me pasa siempre desde que soy chiquitita, le pregunté: «Pero, ¿quién más está nominado?». Ahí me dijeron que eran todos argentinos (ver arriba) y cuando me los nombraron me di cuenta de que todos estaban en sellos importantes… y yo no. Yo sabía que Facundo (Rodríguez), que ya ganó un Grammy como ingeniero de grabación, le había presentado el disco a la Academia. Me dijo que había gustado pero no me dio muchos detalles. Cuando me nominaron me empecé a desayunar de lo que son realmente los Grammy Latinos, que obviamente no son lo que yo pensaba que eran.
—¿Qué pensabas que eran?
—Son mucho más importantes y mucho más significativos de lo que me imaginaba. Siempre pensé que eran uno de esos premios que a mí no me interesan donde lo único que importa es la onda latina más comercial. En un punto es así, pero hace un tiempito gracias a los votantes, que son todos músicos, se transformó en otra posibilidad. Yo sola no sé si hubiera podido presentar el disco, tuve la suerte de que lo presentó Facundo. Y al ser independiente me di cuenta de que me tenía que dirigir directamente a los encargados del Grammy. Ahí empecé a descubrir un montón de cosas. Te tratan espectacular al ser nominada. Tenía dos opciones… dejar pasar la oportunidad, que no me importe la nominación y seguir con lo mío, o investigar qué significaba todo y ver qué provecho le podía sacar aún ni siquiera ganando el premio. Mi voto es orgánico, no tiene ningún tipo de interés comercial, es totalmente humano.
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Fotos: Christian Pettinicchio

—Y tomaste la decisión de ir…
—Sí. Empecé a preguntar a todo el mundo, a investigar, a ver de dónde podía sacar la plata porque me tenía que pagar todo yo. Conseguí sponsors, tenía que sacar la visa… fueron un par de semanas de muchos nervios… pero también de mucho aprendizaje. El mayor aprendizaje fue el de la amistad, el de empezar a registrar cuánta gente que te quiere tenés alrededor. También lo simbólico de la nominación, que para mí ya es un premio, con respecto a otros músicos independientes. Colegas que se sienten cercanos en contraposición con los ninguneos que tuve siempre. Eso no cambió, sigue todo igual, no se interesaron porque fui nominada.
—¿Te referís a la prensa?
—No… a managers, productores… este año, como estoy de jurado en el programa Rock del País, siento que hubo una conexión especial que abrió una puerta energética. Hay algo que pasó… me relajé o me distraje y no traté de empujar nada, y eso hizo que las cosas empiecen a pasar naturalmente. No hice ningún show este año, ni lo voy a hacer. Decidí frenar para ver qué se presentaba y aparecieron cosas espectaculares que compensaron el hecho de no presentarnos en vivo con mi banda, que es nuestra esencia más pura. Si me preguntás qué me gustaría hacer en la vida es viajar por el mundo con mi proyecto. Y creo que se abrió esa puerta… ojalá.
—En tu carrera ya lo viviste. Giraste por el mundo con Soda Stereo, compartiste camarines con artistas consagrados. ¿Cómo fue volver a empezar de cero?
—Ya me acostumbré a empezar de cero todo el tiempo porque cada cosa que hago es nueva, es como si no hubiera hecho nada. Es muy loco y a la vez contradictorio, porque todo el mundo te dice lo que sos por tu trayectoria pero cuando llega el momento de llevar las cosas al hecho, de accionar, es como si nunca fueses nadie. Estoy muy acostumbrada y me siento muy cómoda cuando tengo que acompañar a alguien, lo hice toda mi vida y lo sigo haciendo. Me encanta la situación de show. Si no me gusta, si no me siento bien, no lo puedo hacer. Nunca tuve un móvil monetario ni lo tendré. Si no estoy conforme no hay plata que me haga quedar. Eso me da una fortaleza… no me interesa la guita, me interesa estar bien. Cuando me toca hacer mis propios shows hago tantas cosas que termino cansada y me da rabia. Por eso decidí parar… porque no puedo ser mi propia estructura. No soy independiente porque tengo ganas, es porque todavía no me llegó la oferta de nadie que se quiera hacer cargo.

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