Sebastián Caulier: “Uno escribe una película que nunca va a filmar”

El jueves se estrenó El Corral, el segundo largometraje del director Sebastián Caulier. Un thriller que trata sobre dos chicos excluidos que realizan actos vandálicos vengándose de quienes los molestaron. Caulier cuenta en Ultrabrit detalles de esta historia con forma de trilogía.
El Corral es tu segundo largometraje luego de La Inocencia de la Araña (2011) ¿Cómo resultó esta experiencia?
Fue mucho mejor, más distendido. Durante la primera yo era inexperto, nunca había filmado una película, estaba más nervioso. Tenía esta obsesión de querer controlar todo y la ilusión de que si uno controlaba todo, todo iba a salir mejor aunque después en realidad no es así, a veces las cosas salen mejor cuando aprendés a soltar un poco y a delegar en el equipo que uno convocó.  En esta película estuvo como todo más relajado, disfruté mucho más el proceso de la creación colectiva, de poder escuchar e incorporar todos los aportes de las diferentes cabezas de área. La pasé mucho mejor y me gusta más el resultado.
La película se desarrolla en el mismo colegio y época que  la anterior ¿A qué se debe esta decisión?
Los dos guiones surgieron en la misma época. La primera historia que se me ocurrió de las dos de hecho fue el corral. Lo empecé a desarrollar, me trabé, lo abandoné y me surgió esta idea como en el mismo universo-colegio de dos nenas que se enamoran del profesor. Salió esa antes, la filmé y después de 6 años retomé El corral, pensando que nunca la iba a hacer. Un día me encontré con unas impresiones de una primera versión y dije: “ah mirá, no está mal” y lo empecé a escribir de cero. Así que no es que hice una y después otra, si no que salieron medio al mismo tiempo. Lo que quise en las dos era hablar de la adolescencia que yo que  conocí.
La inocencia de la Araña y El Corral forman parte de una trilogía ¿Ya tenés en mente la tercera?
Supuestamente sí, tengo la idea que sería contar la historia desde otro punto de vista, en estas primeras dos los protagonistas son los excluidos, los que quedan afuera y siempre hablan de los “chetos”, esta tercera sería contada desde el punto de vista los chetos, va a ser raro porque no conozco esa parte. También lo haría como en el mismo colegio, con la misma estética. Pero creo me quiero tomar unas vacaciones de la temática.
En la película la relación de los chicos es muy importante y la tensión llega muy al límite ¿Cómo fue trabajarlo con los actores?
A diferencia de las chicas de la película anterior, que eran muy chicas, Felipe y Patricio ya tenían experiencia.  En esta son varones despidiéndose de la adolescencia y entrando en la adultez. El personaje de Gastón ejerce una seducción muy grande sobre Esteban, que nunca se especifica pero se lee. Hay como una especie de enamoramiento que tiene que ver con cómo Esteban lo idealiza, lo considera como un mentor, la persona que le enseña el camino a seguir, es como Yoda (risas).  Eso se traduce en una especie de enamoramiento. Así que para poder trabajar todas esas capas de subtexto la clave siempre es primero tener uno en claro como director que quiere trabajar y hablarlo claramente con los actores que tienen que ser cómplices de lo que uno está queriendo hacer. Los ensayos fueron una de las cosas que más disfruté de la película, más que el rodaje, porque es el momento en que ves esas escenas que antes eran solamente papel.

¿La película quedó como imaginabas?
Es muy distinto. Yo tengo la idea de que uno escribe una película que nunca va filmar, e iría más lejos y diría que uno filma una película que nunca va a mostrar. Cuando uno tiene el guion es como cuando lees un libro y te imaginas las escenas en tu cabeza como querés, con las caras, los escenarios, los colores, es muy fuerte ese proceso, porque estás dos años trabajando o viendo un guion que vos te lo imaginas perfecto  y  después cuando empezas a hacer el casting y esas caras empiezan a tener cara real, todo eso se empieza a desarmar y decís: “ah no no es como el que yo me imaginaba” , las locaciones de repente son reales, empezas a ensayar, y cuando empezas el rodaje esa película que tenías en la cabeza ya no existe más porque ya son otros actores, otras locaciones, ensayaste y las escenas van por otro lado y ahí si es: “bueno empecemos a ver qué sale”. Y la película que se termina para mí nunca tiene nada que ver con lo que tenía en la cabeza, pero ya sé que funciona así.
¿Qué expectativas tenés sobre el estreno?
Cada vez son más humildes mis expectativas,  ahora espero que vaya la mayor cantidad de gente posible a verla, está buenísimo hacer una película por el solo hecho de hacerla, pero uno necesita que la vea gente. Después de exhibirla va a ir a  Cine.ar seguro, eso está bueno porque la película remonta mucho. Yo voy a tratar de alargar lo máximo posible las exhibiciones, a mí me gusta que se vea en cine, en pantalla grande. Salimos en varias pantallas, creo que 13, pensábamos que íbamos a salir en más, que íbamos a salir en 20 salas, porque pensábamos que iba a ser una buena semana y no lo fue tanto. Porque es como un Game of thrones de salas de cine (risas) “esta se baja, esta no” y ocurrió que esta semana se iban a bajar más películas de las que se bajaron, está todo muy copado por tanques,  falta proteger más los espacios de exhibición.
El Corral cuenta con música de Maxi Prieto, ¿cuáles son tus referencias musicales?
Soy bastante melómano, tengo distintas etapas ahora estoy en una etapa muy new wave, escuchando Talking Heads, pero me gusta todo tipo de rock. Siempre me gustó mucho Blur, pero no me gustaba Oasis, estaba siempre como con la contra, hasta el día hoy me gusta más Hole la banda de Courtney Love que Nirvana. Y desde  hace algunos años estoy explorando el actual rock argentino, soy bastante fan de El mato a un policía motorizado, de Los Espiritus, que es la banda de Maxi. Soy muy fan de David Bowie, de Morrisey. Tengo etapas más pop, otras más rockeras, pero trato de escuchar de todo.
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