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Entrevistas

Roberta Bayley, testigo y parte del nacimiento del Punk

Entre la cabellera color rojo fuego, su outfit completamente juvenil y una sonrisa dulce pero irónica, Roberta Bayley no pasa desapercibida y menos en Argentina. Durante su muestra, hablamos con la icónica fotógrafa del punk neoyorkino.

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Con solo unos meses de experiencia y una Pentax Spotmatic de segunda mano, en 1976 logró registrar el instante que dio lugar a la Tapa del álbum lanzamiento de los Ramones que rápidamente se convirtió en el ícono del movimiento Punk neoyorquino. Además durante su carrera pudo retratar a emblemas como Television, Patti Smith Group, Blondie, Johnny Thunders and the Heartbreakers, The Damned, Elvis Costello, New Wave y Talking Heads, entre otros.
 
Si bien la fotógrafa del CBGB está retirada de la actividad artística hace muchos años, e incluso no suele salir casi nunca de la isla donde vive, estuvo en Buenos Aires para la inauguración de la muestra  “Ramones y CBGB – Del caos a la cultura”, que se puede visitar hasta el 30 de septiembre en el Pabellón III del Centro Cultural Borges. No parece casual teniendo en cuenta la pasión que se vive aquí por los Ramones, detalle que hizo de sus jornadas en Buenos Aires una estadía colmada de muestras de cariño y reconocimiento.

“En Nueva York los Ramones se preocupaban mucho por los fans, interactuaban con ellos antes y después de los shows. Pero cuando venían acá no podían hacerlo. De hecho estaban más preocupados de salir a la calle en Buenos Aires que en NY, donde eran personas normales”, cuenta. Justamente lo que subraya Bayley es que lo paradigmático de la escena Punk durante su nacimiento en el emblemático Club fue la horizontalidad y el sentido de comunidad que generaba.
Aunque para muchos es una polémica saldada, históricamente se debate acerca de la ciudad que dio origen al Punk: Londres o Nueva York, ¿qué opinas al respecto?
No creo que sea solo mi opinión, es un hecho: todo empezó en Nueva York. Yo estuve viviendo en Londres casi dos años, hasta abril de 1964, y no había nada llamado Punk. Era solo Rock’ n’ roll, glitter, y glam. Recién la viví cuando volví en 1977 por un par de semanas para fotografiar algunas bandas amigas. Entonces conocí a Elvis Costello y una banda muy buena que se llamaba Dr. Feelgood, que eran muy populares. Y recién ahí es que empezó el movimiento.
¿Solías ir a ver bandas en Londres? ¿Cómo viviste el rock en ese momento?
No tanto. Nunca me gustaron mucho los shows en grandes estadios. El primer gran show que vi en Londres fue el de Iggy pop en el Cinema de King’s Cross porque mis amigos de San Francisco “The Flamin’ Groovies” eran la banda soporte, y fui a verlos y después tocaba Iggy con sus famosos pantalones plateados. Fue un show espectacular y difícil de ver porque estaba lleno de gente.
¿Cuál era tu banda inglesa favorita?
The Kinks, y los llegué a ver en vivo.  Incluso los conocí unos años antes en San Francisco donde vivía. Fueron de gira y no quisieron dar el show porque la productora no les pagaba. Como un amigo de mi madre conocía al tour manager, fuimos al aeropuerto antes de que viajaran a Hawái y pude conocerlos.  Era el comienzo de su carrera y la primera vez que estaban en Estado Unidos. Tuvieron algunos problemas con la VISA y no volvieron por mucho tiempo, lo cual fue terrible.
¿No había movida en los bares y pubs?
Si. Vi pequeñas bandas en los pubs. Ahí conocí a mi primer novio que tenía una banda que se llamaba “Kilburn & The High Roads”, ellos tocaban en los bares e hicieron un disco que fue muy popular. Su segunda banda se llamaba “The Blockheads”  y se convirtió en numero uno con el single Sex & Drugs & Rock & Roll.
Allá trabajaste en la tienda de Malcolm McLaren, ¿cómo fue ese acercamiento y qué recordás de ese tiempo?
Yo me mudé a Londres en 1971 y viví allí por tres años, no era fotógrafa todavía. Trabajaba como mesera en un restaurante vegetariano al que Malcolm iba mucho pues estaba cerca de “Let it Rock”, la boutique de ropa que tenía con Vivienne Westwood en 430 Kings Road. Vendían ropa estilo 50’s y vintage. Tenían un look como si vivieran en el pasado. Para ellos era una oportunidad de trabajar el estilo “Old Taylor” que era bien pagado, pero la mayoría de los clientes eran lo que se llamaba Teddy Boys que venían del norte de Inglaterra a pasear y comprar durante los fines de semana y tenían una tendencia política conservadora y racista. Malcolm se cansó de tenerlos como clientes. En ese entonces necesitaban una persona extra para trabajar en la tienda, y como me conocían me llamaban para los sábados, algún feriado, y eventualmente. Para alejar al público de derecha dejaron de hacer ese estilo de ropa y comenzaron con un estilo más sexual y erótica, con cadenas, cueros. Querían atraer a un público más moderno, con la mente más abierta. De hecho se cambió el nombre de la tienda a Too Fast Too Young To Die, y luego a Sex. Era una persona muy original y creativa. El frente del negocio tenía un cartel gigante en color rosa que decía SEX, lo cual mostraba un estilo provocador para Londres que siempre fue una ciudad muy conservadora. Eso asustó y enloqueció  a todos, era lo que él quería, llamar la atención.

Sin duda fue uno de los mentores del punk en Londres, a partir del puente que generó con Nueva York.
Sí. Malcolm y Vivianne vinieron a NY a traer algunas cosas para vender de su tienda. Cuando estaban en una de las boutique entró Sylvain Sylvain guitarrista de los NY Dolls, que antes de tocar en la banda tenía un emprendimiento de ropa muy cool. Se hicieron amigos y cuando los Dolls fueron a Londres decidieron invitarlos al último show de la gira en el Mercer Arts Center. Malcolm empezó a viajar más a Nueva York y pasar tiempo con ellos. El estaba muy interesado en mi novio Richard Hell que tocaba en Television y tenía un look muy particular con los pelos parados, ropa que él mismo se hacía, y alfileres de gancho. De hecho le dijo que quería reclutar a algunos músicos para formar una banda en Londres, pero no tenía a nadie en mente. En 1975 asesoró musicalmente a Paul Cook y Steve Jones, que eran sus clientes, y les presentó al bajista Glen Matlock que era empleado del local los sábados. Y así nacieron los Sex Pistols.
Él fue quien los incentivó a vestirse diferente y romper los esquemas…
Sí, ese mismo año en Nueva York diseñó el vestuario de los Dolls que pasaron a vestirse con trajes de charol rojo, y decoraban sus shows con una bandera con la hoz y el martillo, y todos se volvían locos porque en ese momento el comunismo era como el diablo en Estados Unidos. No les importaba nada realmente.
Cuándo te mudaste a Nueva York todavía no existía la escena Punk, ¿cómo era entonces? 
Los New York Dolls eran la banda más exitosa pero nunca alcanzaron el reconocimiento que merecían, pues en su primer disco no les fue muy bien y los americanos les temían, no tenían lugar en las radios y medios porque como dije antes se vestían como mujeres. Fue la primera banda que vi cuando llegue en 1974, y creo que de a poco otros músicos inspirados por ellos empezaron a tocar y crear música. Así es que todo empezó: con pequeñas bandas que tocaban en lugares y clubes ínfimos. De hecho no había en NY muchos lugares donde las bandas tocaran sus canciones, sino que los clubes solo buscaban artistas que tocaran covers y canciones populares del Top 40.

¿Cómo llegó a gestarse el movimiento en el CBGB?
Los Neoyorquinos que yo conocí sí eran reales artistas, escritores, poetas, y pensaban que podían crear música a partir de eso. Cuando “Television” grabó su primer disco consiguieron un manager y un día caminando por el barrio encontraron al CBGB, que se llamaba así por “Country, bluegrass and blues”, y el nombre seguía como OMFUG que quiere decir ‘Other Music For Uplifting Gourmandizers’. Realmente no tengo idea qué significa.
La artista recuerda que el CBGB era un bar donde solían ir “viejos alcohólicos, profesionales y Hells Angels”, y que justo conocían a Sandy Alexander quien era entonces líder de esa agrupación. “A Richard le ofrecían tocar los domingos por la noche, y les preguntaron si tocaba música Country o Blues. Dijo que sí, aunque era mentira – cuenta la fotógrafa –  Así empezó un movimiento de jóvenes que iban a chequear las nuevas bandas. Éramos todos veinteañeros con gustos similares. Era una atmosfera muy relajada en un barrio que no se veía muy bien”.
¿Por qué decidiste empezar a tomar fotografías  de las bandas en el lugar?
Yo trabajaba de recepcionista en el CBGB. Me compré una cámara en noviembre de 1975,  y cuando las bandas empezaron a crecer me pareció una buena oportunidad para hacer algunas fotos. Eventualmente tomaba fotos pero nunca profesionalmente.
Un puente muy importante en la carrera de Roberta fue su trabajo en la Revista Punk , publicación encabezada por John Holmstrom y Legs McNeil, que le permitió desarrollar su estilo propio no solamente a través de los retratos sino además la narración de historias y fotonovelas con los protagonistas de la escena.
¿Cómo llegaste a trabajar en la revista y qué te aportó?
Una noche John y Legs, que eran mas jóvenes que yo, se acercaron a la puerta del CBGB y, como era yo quien cobrara las entradas, me dijeron que querían entrar. Les dije que tenían que pagar y me dijeron que tenían una revista y querían pasar gratis. Les ofrecí entrar a cambio de una copia de la revista, pero me indicaron que vaya al bar que allí la vendían. Entonces los dejé ingresar, fui al bar por una revista y leí una nota a Lou Reed que habían publicado. Me pareció realmente genial e interesante. No eran solamente fotos y texto, sino que combinaba historietas, arte y dibujos en las tapas. A partir de esa publicación la revista empezó a crecer rápidamente y eso me inspiró a querer trabajar con ellos. Pude plasmar toda mi creatividad.
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“Punk “no sólo fue importante en tu vida sino que dio nombre al movimiento que estaba naciendo.
En 1974 cuando empezó a generarse la escena del CBGB no existía el Punk, ni siquiera la palabra, recién cuando salió se visibilizó y dio nombre a la movida. Esa revista hizo estallar todo. Al contrario de Inglaterra, donde rápidamente se abrazó el término y las bandas eran muy parecidas, en NY convivían muchos estilos: The Ramones no tenía nada que ver con Blondie, Blondie no tenía nada que ver con Talking Heads, talking Heads no tenía nada que ver con Suicide o Patti Smith. La escena surgió por la necesidad que tenían las bandas de salir a tocar y aprender en vivo.
Si no me equivoco la foto que se convirtió en la tapa de Ramones, era en realidad parte de un trabajo para la revista.
Esa foto era parta de una nota que se hizo para la edición N’3. Yo era la fotógrafa entonces, y la entrevista se hizo en el loft de Arturo Vega, director artístico de la banda, que vivía a la vuelta del CBGB.  Sacamos unas en el interior pero decidimos salir a la calle porque el día estaba lindo. Y al lado de la casa había un baldío donde los niños jugaban. Me gustó y fuimos. Creo que pude capturar muy bien la esencia porque no había ningún tipo de presión, ni de parte mía como fotógrafa ni de la banda. Éramos amigos. Sacamos entre 40 y 45 fotos. Cuando el disco estuvo listo la compañía contrató a un fotógrafo profesional para hacer la tapa pero las fotos no les gustaron para nada, y se acordaron de la sesión que habían hecho conmigo y eligieron dos fotos: la de la tapa y una donde se están riendo. La discográfica me pagó solo 125 dólares. La segunda foto salió de circulación cuando Johnny se dio cuenta que se había hecho muy popular y dijo “no, los ramones no nos reímos”.
¿Por qué crees que eligieron esa foto y no otra?
En la foto se ve que Tommy, que era el más petiso, esta arriba de un escalón y Joey, que era por lejos el más lungo esta como encorvado. Si Tommy no estaba así quedaba muy desproporcionada la foto. Fue involuntario. Yo realmente no les dije qué hacer. Ellos solo posaban y yo registraba. En ese momento ni me di cuenta. La foto naturalmente logró esa proporción y eso es lo mágico.
Inmediatamente después de sacar esas fotos Dee Dee pisó caca de perro y en la misma cinta hay fotos que lo retratan amenazando a sus compañeros con un palo lleno de caca. Y en ese sentido el patrimonio histórico de sus imágenes y lo que las convierte en únicas es que registran el movimiento desde adentro y su ojo fue testigo de momentos insólitos que nadie nunca más vio. “La fotografía es simple y no hay que hacer un gran tema de eso. Muchas personas se ven intimidadas por la fotografía, pero es solo una cámara no un cohete espacial”, dice con humildad aunque de a ratos su porte intimida. Eso la convierte en la verdadera fotógrafa punk.
 
«RAMONES & CBGB-Del Caos a la Cultura» se puede visitar hasta el 30 de septiembre en el Centro Cultural Borges, Viamonte 525, Capital Federal.
 
 

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