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Nina Simone: la voz de la luna

La debilidad puede ser un punto de inflexión para dejar de lado un legado artístico, cultural, de libertad y grandeza entre las líneas del tiempo.

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La debilidad puede ser un punto de inflexión para dejar de lado un legado artístico, cultural, de libertad y grandeza entre las líneas del tiempo.
La rebeldía abre caminos cuando se la utiliza para cambiar el mundo desde una acción pacífica, sin escarmientos hacia una humanidad desolada en los confines del mundo. El hombre castiga al hombre, por eso la rebeldía en esta mujer, fue un escape a tanto dolor guardado por esos ojos tristes que marcaron al mundo desde un silencio sapiencial: el de erradicar ese dolor desde una hermosa y mística rebeldía musical.
Eunice Kathleen Waymon, más conocida como Nina Simone, nació el 21 de febrero de 1933 en Tryon, EEUU y murió el 22 de abril de 2003 en Carry-le-Rouet, Francia. Fue cantante, compositora y pianista de jazz, blues, rhythm and blues y soul. Su obra musical encierra un estilo infinitamente inigualable, creada desde la fuerza del dolor.
El gran deseo de Nina era ser concertista de música clásica. Deseo que se vió truncado por la falta de recursos económicos de la familia y por el color de su piel, al ser rechazada en el Instituto de Música Curtis, de Filadelfia; ciudad a la cual la familia se había trasladado luego de residir en New York.
Fue en “La Gran Manzana” donde Nina pudo estudiar piano en la prestigiosa Escuela de Música Juilliard, gracias al apoyo de su profesora particular, pero los avatares económicos de sus padres le impidieron continuar con los estudios. De esta manera, Nina no se pudo convertir en la primera pianista negra de concierto de los Estados Unidos.
Estos duros momentos atravesaron el corazón de Nina e hicieron de ella una mujer rebelde, con cargas de dolor, marcada para la lucha de cambiar el mundo desde el arte musical. La música fue su sagrado grito de rebeldía. Desde ahí construyó un sonido místico difícil de catalogar como jazz, blues, rhythm and blues, rock, góspel o soul; porque la música de esta mujer de ojos lagrimales es única, está más allá de un género, más allá de lo estrictamente musical. La música de Nina fue, es y será como su voz: desgarrada de dolor, pero herida con el canto, de algún dios desconocido.
 

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