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Lo Nuevo de ROGER WATERS: Is This the Life We Really Want?

Los discos de Roger Waters, fueran los de su carrera solista o los editados con Pink Floyd casi siempre tuvieron un hilo conductor…

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Los discos de Roger Waters, fueran los de su carrera solista o los editados con Pink Floyd casi siempre tuvieron un hilo conductor, al menos a partir de la inmensa fama obtenida durante los años 70: la ira ante los grandes poderes y todos los males que llevan consigo: el abuso, la guerra, la destrucción, la insensibilidad social, la rapiña de esos gobernantes, el terrorismo, la farsa de los relatos épicos, la lucha de los tiranos contra el periodismo opositor para a su vez poseer un ejército de otro periodismo pero aliado y obsecuente, y las excusas para seguir cercenando nuestros derechos a toda costa.
Por eso, a pesar de algunos, no es que Roger sea un paranoico o un perturbado: el perturbado es claramente el mundo que elige líderes como los que elige –es cierto que a veces las opciones son todas tragedias parecidas-  y fundamentalmente, lo son los que debieran gobernarnos y en cambio son máquinas perfectas de hacer macanas, de destrucción.
Éstos son tiempos en que la gente está tan confundida… que parece amparar con decisiones – incluso dentro de límites democráticos-  que claramente son broncas pasajeras, modas o reacciones que terminan atacando al bien común: Trump presidente, el Brexit, las confusiones “ideológicas” en ciertos (varios) países latinoamericanos… las grietas son cada vez más profundas y dividen pueblos. Y está pasando en todo el mundo.
Por eso es que Roger Waters solicitó que la prensa que asistiera a la pre-escucha de su nuevo disco solista, Is This The Life We Really Want? lo escuchara con una gacetilla en forma de periódico que incluye las letras de las canciones: para seguir cada paso, cada sonido, lo que el británico nos dice desde siempre, pero esta vez tan enfáticamente como que el presidente de los EEUU hoy es sin dudas su blanco preferido, como alguna vez fuera Maggie. Roger está harto, está triste y sigue preocupado, pero también vital: sus enojos juveniles lo hicieron crear un muro hasta con su propio público, pared que hoy no existe: lo tiró abajo para gritar su verdad de otra manera y que lo escuchen mejor.
Entonces: por música, por ejecución, por mensaje, el disco es buenísimo.
Arranca como tantas veces lo hizo un álbum relacionado a Roger: ruiditos que te rodean, relojes, voces que te dicen cosas dentro de un ambiente que se va energizando a cada segundo hasta desembocar en un primer tema que sigue a ese prólogo: When We Were Young da paso a Déjà Vu, en el que el músico te dice lo que hubiera hecho si hubiese sido Dios.
Empezamos livianito.
Como en tantas de sus entregas, las canciones se van fundiendo en las que siguen y esto hace que cada tema potencie al anterior y viceversa: es claramente un disco conceptual pero no por esto del “enganche” sino porque hay un concepto relacionado con el despelote que es el mundo, que va para peor.
The Last Refugee es como leer el diario de todos estos últimos años, Picture That es el elegido para dar el primer sacudón sónico tras melancólicas –tristes, más bien- pero fuertes e impecables melodías rociadas con elementos orquestales que, cortesía del brillante productor Nigel Godrich, le dan un tinte dramático que enfatiza la idea. Y por supuesto, no es casual que aparezca en la gacetilla una imagen difusa de Donald Trump rodeado con la frase “a leader with no fucking brain” (un líder sin un puto cerebro). El estadounidense ejemplifica mejor que nadie aquellos políticos a los que el inglés le apunta, y de paso a sus electores.
El ya habitual sampleo de voces incidentales detrás de la música o enganchando los temas, en teoría superficiales –y tan utilizadas por Waters a lo largo de su periplo discográfico-, suelen ser, dado el contexto, tan aterradoras como las letras propiamente dichas. Son conversaciones que a veces parecen chistes en la escena del crimen pero otras veces, son comentarios directamente extraídos de la misma – bombas que explotan, aviones en vuelo rasante, militares que dicen que ven armas donde hay cámaras. Ese tipo de pesadillas. Snowden presente.
Ya al 4to tema éste es un discazo, un RW en su mejor forma: la extensa gira de The Wall lo energizó y dentro de una carrera solista tan breve –cuatro álbumes de estudio en 33 años más una ópera-  ITTLWRW? es largamente su obra cumbre tras Floyd.
Como su arte de tapa lo indica, éste es un documento desclasificado que estábamos esperando: de hecho, el planeta necesita más de estos discos y artistas, que te recuerden que estamos avanzando muy rápido hacia la destrucción y esto no es ni cliché ni un ataque de paranoia: las pruebas están a la vista cada día. Manchester, Paris, Siria, Afghanistán, y extensos etcéteras.
De Roger Waters han dicho cosas que de hecho seguirán diciendo: que es un socialista lleno de plata que se hace el enojado, que exprime a fondo sus mejores obras y que por eso como solista entregó tan pocas, que vive asustando a la gente, etc. etc.  Si no fuera que tenemos que tratar de achicar las grietas les diríamos: fuck you all. Pero estaríamos jugando para el enemigo, que existe.
Waters es esto que escuchamos.
Mientras el disco nos sigue haciendo pensar y entregando canciones bellas, ejecutadas soberbiamente, con su creador recitando más que cantando: estamos llegando al final de este estreno. Musicalmente con raíces en The Final Cut –su último disco dentro de Pink Floyd, 1983- pero superior.
Finalmente, una hora después de comenzar a sonar y tras un breve silencio al caer el último acorde,  el disco y Waters son abrazados por un genuino aplauso de los presentes. Un reconocimiento que sigue a un breve instante de meditación.
Meditación que a lo mejor sirve profundizar ya fuera del ámbito de una escucha de un disco de rock para ver si todos empezamos a exigir mucho más a nuestros líderes de lo que lo venimos haciendo y pelearnos menos entre nosotros y mirar cuál es el bien común y no qué camiseta política tenemos.  Por eso artistas como Waters, guste o no, son tan necesarios. Por eso el arte a veces es tan importante, independientemente de lo que pueda darte como puro disfrute.
Para hacerte pensar mientras te pegan con un disco hermoso como éste.
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