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¿LA VUELTA DE THE SMITHS?

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Johnny Marr habló de un plan con Morrissey y muchos corazones comenzaron a fallar.

Dicen que la contradicción es una de las características psicológicas más notables del ser humano, comportamiento que podemos identificar claramente en muchas de las cosas que hacemos a repetición en nuestras vidas ordinarias. Y posando la lupa en la farándula rockera, ahondando aún más en la personalidad profunda e intrincada de Morrissey, es una marca de fábrica que el cantante mancuniano luce como un tatuaje desde los tempranos 80s, cuando irrumpió como un asesino a sueldo en la escena musical de Gran Bretaña al frente de The Smiths, ese combo tan genial como efímero que con tan sólo cinco años de vida marcó a fuego tanto a generaciones de fans como al recién nacido segmento rock indie.
Moz siempre ha sido un hábil declarante. Luego de la ruptura de la banda más importante de Manchester, vivida por muchos de nosotros en 1987 como un duelo sombrío que rápidamente fue sepultado por él mismo con su gran debut solista Viva Hate (título que graficaba su iracundo estado de ánimo, luego del desplante de Johnny Marr al abandonar el barco), le escuchamos decir que «antes de reunir a The Smiths me como los testículos», lo cual sonaba como una doble afrenta dada su reconocida militancia de no ingerir carne de ningún tipo. Esa postura se mantuvo con firmeza a través de casi 30 años por ambos dos, Steven Morrissey y Johnny Fucking Marr, descartando de plano cualquier tendencia a la nostalgia y rechazando suntuosas ofertas por parte de Glastonbury, Coachella y otros eventos musicales gigantescos. Pero cuando toda mención a una reunión de The Smiths ya se reducía a pavadas infundadas, reiteradas operaciones de prensa amarilla y sus consecuentes desmentidas, este fin de semana el propio Johnny, el guitarrista británico más brillante de las últimas tres décadas, nos llenó de angustia a cientos de miles en el mundo y destapó la olla de una de las vueltas más ansiadas del rock. Esa que muchos aborrecemos, sólo por no manchar lo maravilloso que fue el recuerdo de esa adolescencia idílica, pero por la que no dudaríamos en sacar un pasaje en trineo a Groenlandia si fuese allí a suceder algún día.
Este fin de semana el diario inglés The Guardian dio cuenta de una bombástica declaración de Johnny Marr -anticipando un capítulo de su autobiografía próxima a editarse- quien relata que en 2008, y tras diez años de no verse las caras, no sólo compartieron un muy amigable encuentro de muchas horas con Moz en un pub de Manchester, sino que entre jugos de naranja y cervezas hablaron en excelentes términos de una hipotética vuelta de The Smiths. Ampliando la onda expansiva de la granada, con cierto grado de detalle el guitarra contó que hubieran sido cuatro shows, que buscarían baterista ya que Mike Joyce -por el enfrentamiento en Tribunales por regalías en 1997- no hubiese sido de la partida. También que Marr llegó a hablar con los integrantes del trio The Cribs, grupo del que formaba parte en ese momento, para encontrar un hueco en la agenda y poder hacer el regreso viable. Pero que todo ello, tras sólo cuatro días de elucubraciones, quedó en un extraño y sin retorno silencio de radio. Johnny voló a México con la banda para cumplir con algunas fechas estipuladas y la cosa quedó enterrada para siempre. Hoy, con el diario del lunes en la mano, sabemos que al año siguiente ambos editaron sendos discos: Morrissey el poderoso Years Of Refusal, y Marr continuó con los jóvenes de Yorkshire para finalmente publicar Ignore The Ignorant. Y que la vida ha continuado tal como la conocemos.

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Al margen de darle de comer a los tabloides y ganar prensa para una nueva biografía, ¿qué tiene de relevante esta declaración hoy, casi pisando 2017, veintinueve años después de aquel amargo adiós, cuando The Smiths tenían todo para volverse realmente enormes y se terminaron autofagocitando? Por primera vez en mucho tiempo, luego de tantas entrevistas negándolo, uno de los dos cerebros de la banda pone sobre el tapete que el plan tuvo forma concreta, y que, por ende, eludiendo las parábolas de las contradicciones, una vuelta podría ser factible alguna buena vez. Y desarrollando tal idea de posibilidad fáctica, ¿qué tipo de regreso sería? ¿Uno de los que refritan viejo material y apunta a facturar la mayor cantidad de pounds, libres de impuestos? Dada la actualidad de ambos ex-coequipers, con Moz transformado en una leyenda viva y con una larga carrera solista, aunque despareja pero respetada y consolidada, y un Johnny con altura propia de Guitar Hero Amigo de Todos, con recientes discos en solitario contundentes, uno de los comebacks más soñados de la Historia podría tener ribetes de excelencia.
Por ahora, la novela es tan sólo una ilusión rota, un golpe bajo al recuerdo pero una ventana al futuro siempre negada de cuajo. Veremos con el paso del tiempo qué dice uno respecto a la declaración del otro, si la cosa fluye, se silencia naturalmente o termina en una afrenta mediática. Pero por ser la primera vez en casi tres décadas, es para festejar que un cadáver tan hermoso guarde algo de vida todavía. Aunque siempre un hipotético regreso, paradójicamente, haya tenido perfume a The Smiths: un desamor y una gran contradicción, algo muy cercano al imposible mismo.

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