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Discos

La vigencia de la obra de Gustavo Cerati: Bocanada, 20 años después

El 28 de junio de 1999, Bocanada irrumpía en el mercado. Quizás uno de los discos más importantes no sólo de su prolífica obra, sino también de la música popular contemporánea en el mundo hispanoparlante. 

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El final del proyecto Soda Stereo no fue sencillo. El agotamiento lógico de tantos años de trabajo le sugería a Gustavo Cerati tomar distancia de ese reciente pasado, canalizar su capacidad artística en un proyecto nuevo que ya estaba trazado, pero que ahora disponía de mayor tiempo y libertad. Asimismo, la nueva coyuntura le ofrecía disfrutar de sus hijos pequeños, de una casa nueva y de un estudio propio que sirvió como cocina del icónico disco. Es por ello que muchos periodistas coinciden en que Bocanada fue su primer disco con una actitud plenamente solista.
Los últimos años del siglo XX argentino estuvieron hegemonizados por las denominadas bandas de “rock barrial” o “rock chabón”, que de alguna manera fueron la expresión de un clima social y político que decantó, poco tiempo después, en la crisis de 2001 y los años posteriores. Sin embargo, Gustavo Cerati transitaba un camino alternativo -muchos dirán vanguardista- en el que encaró una transformación estética del pop y rock hispanoamericano que sirvió de alimento, desde una mirada retrospectiva, a muchos artistas que conforman la escena indie actual.

La transición de la era analógica a la digital
Hasta Amor Amarillo, Cerati no había hechado mano de la tecnología para su proceso de composición. Si consideramos las dificultades en términos de acceso a ese tipo de tecnologías por parte de los artistas, y cierta reticencia con respecto a los recursos y estilos prestados de la electrónica, Gustavo Cerati se erigió como un pionero en este tipo de producciones. El eclecticismo estético del disco, que incorporó elementos del hip hop, la electrónica, el revival del pop de guitarras, toda una nebulosa contenida por una poética altamente refinada, se presenta como una punta de flecha direccionada a un futuro que parecía haber presagiado. Bocanada es, en efecto, un disco que transita un experimental camino entre lo analógico y lo digital, que modernizó la música popular argentina.

Juventud, divino tesoro
¿A qué se debió que los músicos de la banda que grabaron el disco fueran más jóvenes? Una de las pautas de la obra de Cerati y, en particular, de la irrupción de Bocanada, es la incesante búsqueda de lo nuevo; la experimentación como único horizonte posible. De tal modo, es posible que músicos más jóvenes, quienes necesariamente se manejan con el lenguaje de la moda, se hayan complementado con Gustavo en tanto se trata de un artista con una profunda mirada de la innovación estética. La juventud de Cerati, sostienen algunos colaboradores de aquel disco, radicó en su actualización permanente de los nuevos sonidos y movidas culturales, y en la plena consciencia de la revocabilidad de las modas desde sus inicios en Soda Stereo, cuando resignificó las pautas de la New Wave en clave local.
El prolífico compositor consideraba que, independientemente de ser un disco posterior a la etapa de Soda Stereo, Bocanada fue concebida sobre líneas de continuidad con ideas previas. En ese sentido, puede ser interpretada, pues, como una obra que permanece plenamente vigente, que marcó un quiebre en la música popular argentina de fines del siglo XX avizorando la dirección que la modernización estética debía asumir, y allanando el camino de futuros artistas. A su vez, se trata de un disco que renovó la frescura que vive en sus canciones, y que día a día legitima la entrada de Gustavo en el panteón de los grandes íconos nacionales contemporáneos.

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