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Festival Concrete Jams, día 2: Radio Moscow se recibió de local en Buenos Aires

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Radio Moscow cerró la segunda fecha (leé la crónica de la primera jornada acá) del Festival Concrete Jams, en un Uniclub colmado por seguidores que confirmaron la localía del trío estadounidense en Buenos Aires.
Un festival integrado por Dead Meadow y Radio Moscow como cabezas de cartel, y bandas locales como Poseidótica, Güacho, Elefante Guerrero Psíquico Ancestral y Viaje a Ixtlan, se dio el lujo de llenar en dos fechas el club del Abasto, uno de los recintos con la actividad rockera más caliente en la actualidad, en pleno enero y sin grandes marcas que lo sustenten.
¿Cómo lo lograron? Simple, a base de mucho trabajo autogestionado y producciones artísticas que garantizan calidad en cada show, lo que da forma a una escena con bandas y sellos pujantes, acompañada por un público cada vez más entusiasta.
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Fotos: Christian Pettinicchio

La jornada empezó temprano con un buen número de gente esperando afuera de Uniclub, algunos comiendo algo para bancar la noche larga, y otros –la mayoría– tomando una cerveza fría para soportar el calor veraniego. Una vez adentro, los primeros en salir a escena fueron los muchachos de Viaje a Ixtlan, banda conformada por Fernando “Finger” Figueiras, Mariano Bertolazzi, Sebastian Romani –los tres Narcoiris– y Javo Romani.
Un set corto, con un par de canciones que reptaron a través de un viaje narcótico y colgado; una hipnosis de guitarras y sintetizadores oscilantes, como por ejemplo en “El Camino Blanco”, de su último trabajo, Vol. II, fue la tónica de su concierto.
Mientras Martín Rodríguez de Poseidótica pasaba temas de Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll, Led Zeppelin y DIIV, la gente no paraba de llegar al lugar, que se iba llenando rápidamente. El segundo turno fue para Elefante Guerrero Psíquico Ancestral, una banda joven que editó su primer larga duración en 2015, El Camino del Guerrero, y no para de dar muestras de su crecimiento artístico.
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Conformada por Juan Ricossa en bajo, Eduardo Torales en guitarra y Mauro Albornoz en batería, el grupo instrumental está claramente influenciado por los clásicos power tríos como The Jimi Hendrix Experience y Cream, pero con toques de un doom espeso a lo Black Sabbath.
Empezaron con “Caleidoscopio” y “Entre Dos Mundos”, y de inmediato se notó su virtuosismo y psicodelia, con cambios de ritmos abruptos y sutilezas en la ejecución de sus instrumentos. Un público seguidor los vitoreo entre tema y tema, hasta que llegó el final con la frenética intro de batería de la ganchera “Heisenberg”, una pared de riffs y punteos acelerados fue el portal hacía un mundo ciberpunk que recordó a ciertos trabajos de Poseidótica.

Radio Moscow: locales, pesados y sin tregua

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A las 22:35 abrieron el telón y las primeras notas de “So Alone”, de su último álbum Magical Dirt, significó el comienzo del show de Radio Moscow. La masa de cuerpos apretujados abajo del escenario empezó a saltar desde el primer momento. Arriba, el trío de hippies pelilargos integrado por Parker Griggs, guitarrista, cantante y miembro fundador de la banda, Anthony Meier en bajo y Paul Marrone en batería, destiló su rock pesado y cargado de groove, como en “Broke Down”, del magistral Brain Cycles.
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A “Death Of A Queen” se le enganchó “These Days”, para que la voz cavernosa de Griggs navegue por las aguas de distorsiones hardrockeras. El comienzo de guitarra y batería de “250 Miles” le dio tiempo a Meier de tomar un trago más de cerveza; una sincronización perfecta entre los tres músicos y un solo a lo Jimmy Page hizo que el público enloqueciera. Los cantitos para Parker no se hicieron esperar.
Bajaron las luces para la bluesera “Deep Blue Sea”, que fue una demostración de lo versátiles que son, con un manejo experto de climas y silencios, y un bajo que arrastró su sonido sensual y áspero, mientras la guitarra y la batería iban y venían entre los acordes intentado quebrar la estructura de la canción.
La extensa “No Good Woman” se partió a la mitad cuando Paul Marrone, con su camiseta roja de Turquía, pareció convertirse en un demonio tras la batería en un pequeño solo bonhamiano, mientras la gente creaba mareas humanas contra el escenario.
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Griggs, que prácticamente no habló en todo el recital más allá de algunos “gracias”, presentó “Rancho Tehama Airport” y la anunció como “la última”, pero nadie le creyó. Se fueron y enseguida volvieron, para terminar con “I Just Don’t Know” y la rabiosa “Open Your Eyes”, que por momentos se desbordó dejando de lado el virtuosismo de vieja escuela para meterse en las hendiduras de un rock de garaje sudoroso y desprolijo.
Los Radio Moscow sonaron fuerte y no dieron tregua en su tercera visita. Demostraron ya ser unos veteranos en el escenario de Uniclub y acrecentaron su romance con el público argentino. Fueron el broche de oro para la primera edición de un festival que significó el debut de los esperados Dead Meadow en tierras argentinas y de la productora Origins Producciones, a cargo de Walter Broide, Martín Rodríguez (dos Poseidótica) y Favio Flores (miembro de la productora Noiseground). Ojalá sea el comienzo –el origen– de muchos más conciertos y festivales como el Concrete Jams, sin dudas una apuesta ganadora.

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