Sabemos que este género solitario no es el más simple a la hora de empezar a escucharlo, por eso te recomendamos dos pianistas para comenzar a sumergirse en él con el pie derecho.
Sabemos que este género solitario no es el más simple a la hora de empezar a escucharlo, por eso te recomendamos dos pianistas para comenzar a sumergirse en él con el pie derecho.
En Argentina el jazz es una música de exportación en constante progreso y el piano un instrumento donde se plasma gran parte de esta música emblemática que de a poco se va metiendo entre los gustos musicales de los melómanos rockeros. Adrián Iaies y Ernesto Jodos son dos grandes pianistas, que revelan la naturaleza de un jazz argentino.
El jazz debe de ser uno de los géneros musicales más solitarios que existe a la hora de ser escuchado. Cada nota tiene un espacio entre lo que fue y será: ahí está el eco que se esconde entre las paredes del tiempo.
A veces es difícil llegar al jazz cuando uno es muy adepto al rock o lo ha escuchado y mamado con fervor durante toda su vida. Es difícil entrar y quedarse, o simplemente, tenerle paciencia a esa música que de vez en cuando se torna tediosa o aburrida para ciertos oídos.
Hoy el jazz en Argentina es un género musical en ascenso. No solo en lo que a música se refiere (y a músicos en expansión), sino también, a la gran cantidad de lugares destinados que hay en Buenos Aires para escuchar y disfrutar de este género marginal: no por discriminatorio, sino por buscar una libertad de sonidos que intentan ser comprendidos y aceptados como en un silencio lejano.
Por eso, para quien bucea en aguas tranquilas buscando sonidos que apacigüen el ajetreo cotidiano, puede encontrar en los teclados de Adrián Iaies y Ernesto Jodos dos maneras distintas (pero no tan distantes) de mirar la realidad desde la música de jazz.
El primero deambula a través de las raíces del tango hasta los gritos rebeldes del rock y despliega un sonido que abraza y sintetiza la esencia de un jazz argentino. El segundo, no muy lejos de las raíces del primero, pero con un sonido que por momentos se acerca más al swing irradia un clima musical donde el silencio es un grito sagrado que necesita ser escuchado.
La propuesta es intentar el jazz y apostar al oído como mediador de sensaciones. Es muy probable que se transforme en una tentación más que en algo ajeno.
Para escuchar a modo de introducción y como para combatir esos momentos que necesitan matices, te proponemos experimentar: Adrián Iaies Trío – Everytime we say Bill Evans
