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Belle And Sebastian: “Grabamos un disco optimista pero con trasfondo político”

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La banda escocesa liderada por Stuart Murdoch se encuentra presentando Girls In Peacetime Want To Dance, su noveno disco de estudio después de cinco años de inactividad discográfica. A poco de cumplir 20 años sobre los escenarios, los Belle And Sebastian desafiaron su propia historia y sorprendieron con un disco tan innovador como fiel a la esencia de la banda.
Cuando se piensa en Belle And Sebastian, lo que tiende a evocarse en la memoria son aquellas infalibles melodías clásicas de «Get Me Away From Here I’m Dying» o» I’m A Cuckoo», la voz tenue y aterciopelada de Murdoch (o Stevie Jackson o Sarah Martin), esa amabilidad predominante en su sonido, canciones introspectivas y letras ingeniosas. Difícilmente asociemos al sexteto escocés con un beat bailable apto para boliches y una línea de estribillo que diga “Jump to the beat of the party line!”. Pero los mismos que durante casi dos décadas conquistaron con su pop tan alegre como melancólico, hoy apuestan a mantener su vigencia experimentando con géneros upbeat y temáticas menos unipersonales y más amplias. El propio Colburn atribuye el primer viraje al haber trabajado con el productor Ben H. Allen (Bombay Bicycle Club, Deerhunter) que los acercó al dance, el disco y el funk; y el segundo, al proceso del voto de independencia que atravesó Escocia el año pasado, con el que la banda estuvo muy comprometida (a favor de la separación del Reino Unido) y que los obligó a salir de sus cuartos y ponerse en contacto estrecho con la realidad que los rodeaba.
Lo fascinante de Girls In Peacetime… es que, detrás de los novedosos sintetizadores que guían varias –por no decir la mayoría– de las melodías o los inesperados solos de guitarra eléctrica («The Book Of You»), la impronta de la banda se mantiene intacta. Y si bien esa presencia puede detectarse a veces en la superficie a nivel sonoro («Ever Had A Little Faith?», uno de los temas más refrescantemente Belle And Sebastian del disco) o lírico («Nobody’sEmpire», personal y confesional al mejor estilo Murdoch), tiene un anclaje más profundo, menos evidente. Belle And Sebastian hace cambios en varios niveles, incluso rompe estéticamente con sus clásicas tapas monocromáticas al estilo The Smiths, pero conserva su voz. La voz narrativa, la voz enunciativa, que los define y autorreferencia de manera inconfundible. La banda conserva su identidad inalterada, y ese es el logro más definitivo del noveno disco de los de Glasgow: animarse valientemente al cambio sin perder todo eso que los hace lo que son. Girls In Peacetime es una proclama de vigencia.
Richard Colburn es el baterista de Belle And Sebastian desde que ésta es una banda propiamente dicha. Es decir, desde el momento en que Murdoch y Stuart David decidieron ensanchar sus filas después de haber grabado a dúo aquel inaugural Tigermilk en 1996. Colburn ha estado detrás de esas tantas veces tímidas (pero acertadas) bases rítmicas que acompañaban las canciones gentiles de la banda, y que ahora, ante el atrevimiento sonoro, adquieren protagonismo y volumen en la mezcla. Al teléfono, con un fuertísimo acento escocés, tan simpático como indescifrable, habla animada y amablemente sobre un presente que los encuentra animándose a hacer bailar y que los traerá por Argentina el martes 20 de octubre en el escenario del Teatro Gran Rex.
-Girls In Peacetime es su primer disco después de cuatro, casi cinco años desde su último lanzamiento. ¿Qué rol les parece que cumple este álbum en su discografía?
-Es decididamente diferente. Es bastante diferente que cualquier cosa que hayamos hecho antes. La mayor parte del disco se siente así porque nos volvimos un poco más electrónicos en muchas de las canciones. Nuevo productor, nueva forma de trabajar. Es definitivamente una especie de partida desde nuestro disco anterior.
-¿Qué te parece que es diferente?
-En principio es sólo la forma en que fue grabado. Estilísticamente también. Quiero decir, la mitad del álbum es más electrónico. Tuvimos canciones raras y electrónicas como «Electronic Renaissance» pero en este caso es más amplio, hay toda una sección del disco, todo un concepto alrededor de eso. En ese sentido es diferente la propuesta.
-Siempre elijen títulos muy interesantes para todo lo que hacen. ¿Qué podés decir de este?
-Básicamente, Stuart tiene un libro lleno de títulos para discos y canciones. Cada vez que alguien dice algo interesante o ve un grafiti o lo que sea, lo anota. Tenemos un libro gigante lleno de frases e ideas. Palabras. Dichos. Así que creo que simplemente va extrayendo cosas de ahí. No creo ni estoy seguro de que tenga algún significado real.
-Parecería que siempre hay ciertos estados de ánimo que atraviesan cada uno de sus discos, como un humor determinado que emana de ellos. ¿Qué estado de ánimo te parece que se relaciona con este disco?
-Lo siento bastante optimista. Aunque me parece que hay un poco de trasfondo político en ciertos lugares. Particularmente porque en el momento de escribir el disco, ensayarlo y demás, Escocia estaba atravesando el voto de independencia. Así que probablemente eso tuvo alguna influencia en lo que pasaba durante el proceso de creación del disco. Pero, generalmente hablando, creo que hay una idea de optimismo y de seguir adelante.
-Grabaron el disco en Atlanta, luego lo masterizaron en el Abbey Road Studios y después lo remezclaron en Glasgow. Hay todo un recorrido, literal y conceptual, detrás del mismo. ¿Por qué decidieron hacer esto?
-En realidad terminamos remezclando solo un par de canciones en Glasgow, no todo el disco. Hay algunas canciones que no pudimos terminar de cerrarlas en Atlanta así que decidimos traerlas de vuelta y trabajarlas nosotros mismos en algunos estudios de Glasgow. Pero la mayoría fue mezclada por Ben en Atlanta, así que no hay tanta remezcla. Esta última instancia tuvo que ver con que había algunas canciones de Stuart con las que él no estaba del todo feliz. Quería buscarles un ángulo diferente desde lo sonoro. Lo mismo pasó con una canción de Steve. Pero resultó interesante porque terminamos teniendo varias versiones de las canciones, lo cual creo que enriqueció bastante el producto final. La posibilidad de elegir hizo que afináramos un poco la calidad de lo que estábamos haciendo y de lo que decidimos mostrar.
-Para el video de Nobody’s Empire pidieron material a los fans. ¿Qué los sigue motivando a realizar este tipo de experiencias?-Creo que es básicamente para involucrar a los fans y a la gente en las cosas que estamos haciendo. También la idea es usarlo para los shows en vivo, porque tenemos una nueva producción, con proyecciones y videos. Me parece que siempre es una buena idea invitar a los fans a participar. Porque hace que la gente se mantenga entusiasmada con la banda y está bueno hacer algo con las personas que compran tus discos. Solíamos hacerlo mucho en los primeros años, así que creo que es positivo retomarlo cada tanto y seguir pidiendo la opinión y la participación de los fans. Darles un lugar en lo que hacemos.
-Recientemente reeditaron toda su discografía en vinilo desde Matador. Estos procesos de cierta manera obligan a mirar atrás y observar los últimos 18 años. Si tuvieras que elegir tres momentos clave de su carrera, ¿cuáles serían?
-Vamos a ver si me puedo acordar de tres. Diría que ganar el Brit Award en 1999. Eso fue un momento increíble. Porque, bueno, es nuestra versión del Grammy, digamos. Y generalmente una banda como la nuestra no estaría ni cerca de eso. Pero por alguna razón nos nominaron en una de las categorías (Banda Revelación) y terminamos ganando. Fue una locura. Después, la incorporación de Bob a la banda en el 2000. ¿O 2001? Eso cambió muchísimo las cosas. Modificó la dinámica de la banda. Inauguró una segunda etapa, cerrando la primera, que sería desde 1996 hasta ese momento. Cuando Bob se unió empezamos a pensar y a hacer las cosas de manera diferente. Y por último, diría que trabajar con Trevor Horn. Trabajar con un productor diferente por primera vez. Desde ese momento, trabajamos con un productor distinto en cada disco. Así que ese momento también marcó un quiebre, un punto importante en nuestra historia.
-Han curado algunos festivales a lo largo de su carrera. La última vez fue en 2010 para All Tomorrow’s Parties. Si tuvieran que curar un festival hoy, ¿cuál sería el line up?
– No estoy seguro, ¡no sé! Es divertido porque siempre que hicimos esas cosas, tuvimos que pensar en nuestros gustos personales pero también tener en cuenta a las personas que van a ir al festival, así que no se puede ser demasiado egoísta. Si lo tuviera que hacer yo, invitaría a gente como Derek May y Ron Atkins y gente del techno. También a gente que hace un estilo dance más loco, pero no sé si a todo el mundo le gustaría eso. Sin dudas pondría a Derek May. Después creo que pondría mucho de electrónica, eso seguro. Pero bueno, siempre hay que pensar más en la audiencia que en uno mismo… a mí me parece que las cosas que yo elegiría, aburrirían a todo el mundo.
-Estuvieron en Argentina sólo una vez en 2010, como parte del tour de Write About Love. ¿Qué recuerdos tienen de esa visita?
-Me acuerdo que en ese momento fue el Clásico, así que tengo muchos recuerdos de todo el revuelo y el entusiasmo alrededor de eso. Y cuán hermosa es Buenos Aires. Es muy europea. Casi que me recuerda a Madrid o ciudades por el estilo. Tuvimos un día libre así que pudimos investigar y recorrer la ciudad un poco, lo cual hace una gran diferencia. Uno recuerda más las ciudades cuando tiene la oportunidad de salir a recorrerlas en vez de llegar e irse habiendo conocido sólo el aeropuerto y el lugar del show. La arquitectura me pareció deslumbrante. Es una ciudad muy caminable así que paseamos mucho y vimos cosas geniales. ¡Muy buena comida también! Pero sobre todo me acuerdo de que tuvimos un show increíble y un público maravilloso. Tienen una energía increíble en Sudamérica.
Belle And Sebastian se presentará en Argentina el 20 de octubre en el Teatro Gran Rex. Entradas en venta por sistema Tickektek o en boletería del teatro.

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